Todas, en alguna ocasión nos hemos preguntado qué tan aprobable es nuestro papel de madre,
y es común sentirnos defraudadas en determinadas circunstancias, o peor aún, creer que al imitar el estilo de educación de nuestros padres hacemos lo correcto.
Al hablar de rol de madre, consideramos que se trata de castigo, o imponer límites, pero el concepto es mucho más extenso y es por eso que trataré de exponer a mi experiencia personal, algunas características que todas como madres debemos tener o al menos aspirar:
Sin duda los tiempos han cambiado, hoy en día existen leyes que regulan el castigo físico hacia los hijos, o cualquier corrección que sea humillante o peligrosa para ellos. En Centro América, estas leyes son menos drásticas, pero poco a poco, se está educando a la población.
La psicología por otra parte, nos advierte a no utilizar castigos físicos para la educación de los niños, y nos revela diferentes alternativas que son muy bien aplicadas para limitar y corregir el comportamiento inadecuado de nuestro pequeños.
Pero dejando a un lado todas las opciones de corrección, como madres también debemos formar, apoyar, instruir, sensibilizar, amar, proteger y muchas otras funciones más; Y es ahí donde surge la pregunta que toda madre nos hacemos en determinado momento:
¿Cuáles son los parámetros que debemos tener para saber que no somos muy consentidoras o demasiado estrictas?, ¿cómo saber cuándo nuestras decisiones están afectando la autoestima de nuestros hijos, y estamos dejando huellas que no borraran fácilmente a lo largo de sus vidas?
Los siguientes apartados nos podrían ayudar a responder estas interrogantes y a la vez descubrir las debilidades y fortalezas para poder trabajar en ellas:
- Comunicación: Aunque debemos tener en cuenta la edad de nuestros hijos para poder comunicarnos con ellos, sin duda toda madre tiene diferentes tipos de lenguaje que se adapta a cada edad. El punto, es que el niño sienta que puede expresar sus sentimientos y que aún mejor, su madre pueda escuchar y entender lo que le transmite. Esto no significa que debemos acceder a todas sus peticiones, pero sí que le haremos saber cuales son adecuadas o no.
- Cada individuo es diferente: la singularidad que cada persona tiene es lo que hace de nosotros seres únicos y especiales. Y como madres debemos estar conscientes en todo momento que cada uno de nuestros niños posee esa originalidad y debe ser tratado como tal, no podemos generalizar a nuestros hijos, ya que cada uno responderá de manera diferente a nuestras acciones.
- Amor: Este sin duda es el valor inherente en nuestras vidas, es permanente, inmenso y sin límites… pero el demostrarlo, aplicarlo y transmitirlo es nuestra tarea como madres. Hay muchas formas de demostrarles a nuestros hijos el profundo amor que sentimos por ellos, pero nunca debemos olvidar la forma más básica: que son las palabras tiernas, los abrazos, las caricias y los mimos, que nos caracterizan como mujeres y figuras de ternura. No importa la edad que ellos tengan, ni el género al que pertenecen, ellos siempre necesitaran de nuestras muestras de afecto aun en la edad adulta.
- Temor a Dios: Sin importar el credo o religión a la que permanezcamos, es importante instruir a nuestros hijos en el temor a Dios, a que practiquen los valores morales y espirituales, para que forjen su carácter como personas de bien, útiles y provechosas a nuestra sociedad.
- Conocimiento: Como cualquier otra profesión, nosotras debemos actualizar nuestros conocimientos, estudiar, descubrir métodos de enseñanza y cultivar cualidades para poder ser mejores personas para nuestra familia.
- Reglas: Nuestra casa debe tener reglas establecidas, conocidas y respetadas por cada uno de los miembros que integran el hogar. Para que nuestros hijos crezcan dentro de esas normas y les sea más fácil el acoplarse y adaptarse. Por ejemplo: comer juntos en la mesa a la hora de la comida, ir a la iglesia los domingos, hora de dormir etc.
- Premios – castigos: Cuando descubramos la mejor manera de aplicar castigos-premios en casa, toda la familia deberá respetarlos y aplicarlos, es decir debemos de tener en casa, el método que adoptaremos para corregir y estimular a los pequeños. Es por eso que debemos analizar y decidir junto a papa, de la gran cantidad de métodos el más adecuado.
- Humor: La mejor estrategia para superar las dificultades diarias, es recibirlas con buen humor y optimismo. Nuestros hijos deben aprender, desde pequeños, que en la manera de lo posible, nuestro hogar respira alegría, positivismo y fe. Eso hará que nuestra familia aprenda del ejemplo que como madres les mostramos. No significa, que reiremos en un funeral, lloraremos cuando sea el momento de hacerlo, pero siempre con fe, que las cosas serán mejor al día siguiente!
- Saber escuchar: Esta es una de las cualidades más difíciles de lograr, a mi manera de ver. Cuando en casa debemos de tener al menos unos cinco pares de orejas porque todos quieren ser escuchados por nosotras: nuestros pequeños en sus diferentes edades, nuestra pareja y hasta nuestra mascota, si es que la tenemos. Pero debemos tratar de hacerlo en un momento adecuado para cada uno, y darles calidad de tiempo! Todo un reto diario, que solo una madre puede lograr.
- Auto control: el último, pero no el menos importante: es la capacidad de controlarnos, dominarnos y vigilarnos; necesitamos armarnos de paciencia para lograr ser un verdadero pilar en nuestro hogar, ya que si este, se viene abajo, toda nuestra familia sufrirá las consecuencias. Esta virtud nos será más fácil desarrollarla, si la complementamos con los puntos anteriores.